Reconocer los sentimientos de asombro de los discípulos ante el sepulcro vacío y, posteriormente, de inmensa alegría al entender que Jesús había resucitado.
TRABAJO CON LAS EMOCIONES
Regulación emocional
El dolor y la frustración están siempre presentes en la vida de las personas. El origen de estos dolorosos sentimientos puede ser muy variado: una enfermedad, el fracaso en algún proyecto, un enfado serio con algún amigo o familiar…
Una vida feliz no es una vida ausente de dolor. Las personas más felices son aquellas que saben tener paciencia en los momentos difíciles y se sienten apoyadas por los seres queridos. Todo proyecto que merece la pena está plagado de dificultades. Los discípulos de Jesús nos muestran que ellos supieron tener paciencia aún cuando su maestro había muerto. La muerte no tuvo la última palabra, permanecieron unidos y se inundaron de alegría al saber que Jesús estaba vivo porque había resucitado.
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