Conocer la historia de Esaú y Jacob.
Comprender las razones que llevaron a Esaú y Jacob a actuar.
Comparar las sensaciones que tenemos cuando algo nos es favorable o desfavorable.
TRABAJAMOS CON LAS EMOCIONES
Regulación emocional
La propuesta bíblica plantea un dilema, porque la forma de actuar de los dos hermanos no es muy ejemplar. Jacob se deja llevar por el deseo de ser el primogénito. Esaú no es capaz de diferir una recompensa inmediata, satisfacer
su hambre, a favor de otra a largo plazo y de un orden superior, ser el patriarca de un gran pueblo. En definitiva, su incapacidad para manejar las emociones de forma adecuada le lleva a perder la primogenitura por no renunciar a un
plato de lentejas. Jacob busca a través de una treta lograr una satisfacción a largo plazo, recibir la primogenitura de su hermano.
Es fácil sacar conclusiones de la historia: los pequeños sacrificios y renuncias son los pasos que hay que dar para llegar a la satisfacción de algo grande e importante. No realizar esas pequeñas renuncias diarias supone alejarse poco
a poco de las satisfacciones grandes e importantes. Pero el ejemplo de Jacob no es exactamente modélico: logra su objetivo por un atajo, con triquiñuelas, sin apenas esfuerzo y con ingenio. Es engañarse a uno mismo pensar que las
encrucijadas de la vida se resuelven siempre así. Una vez puede que funcione, pero habitualmente es una falsa esperanza.
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